Las torrijas son uno de los postres más antiguos del mundo. Marco Gavio Apicio (Apicius) en el siglo I d.C menciona a este dulce, hablando de panecillos sin corteza remojados en leche y al horno. Luego al sacarlos los ponían miel y pimienta.
Son un dulce que no sólo se come en Semana Santa y que también se puede innovar con él, por supuesto.
En esta receta se utiliza la receta tradicional, pero se remoja en café con leche y se termina con el toque de crema de mascarpone por encima.
Las he hecho con pan de brioche, pero igualmente las podéis hacer con pan normal.
Os invito a que las hagáis si sois, como yo, amante del tiramisú.
Para 12 torrijas:
- 12 rebanadas de pan de molde de brioche
- 500 mL de leche entera
- 200 mL de nata líquida para montar
- 1 vaso de café de 250 mL
- 4 cucharadas de azúcar
- ralladura de limón y naranja
- 1 rama de canela
- 4 huevos
- 1 tarrina de queso mascarpone
- 2 cucharadas de azúcar glaçe (50 g)
- cacao en polvo para espolvorear
- aceite de oliva para freír
Se deja el queso mascarpone a temperatura ambiente para hacer la crema.
Se hace el café expresso o en cafetera italiana para embeber las torrijas.
Se pone a calentar en un cazo la leche con 100 mL de nata con las mondas de naranja y limón y el palo de canela, junto con el azúcar para que se disuelva. Se añade luego el vaso de café y se deja un poco al fuego, sin que hierva.
Se corta el pan o de depositan las rebanadas en una fuente amplia. Se añade por encima la mezcla de café con leche y se deja que se embeban bien.
Se baten los huevos para pasar las torrijas antes de freír.
Se pone a calentar el aceite de oliva limpio en una sartén. Cuando esté caliente, sin humear, se pasan las torrijas por huevo batido y se fríen por los dos lados hasta que estén doradas.
Se ponen sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite. Se espolvorean con una mezcla de azúcar y canela por los dos lados.
Se prepara la crema de mascarpone poniendo en un bol el queso, el resto del brick de nata y el azúcar glaçe. Se bate bien con unas varillas a mano. Se reserva en la nevera hasta decorar.
Se saca la crema, se pone en una manga y se decoran las torrijas con ella por encima.
Se espolvorea con cacao en polvo y se disfrutan.
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