Un italiano siempre es una buena opción, y si es italiano de verdad, entonces es una apuesta segura. Vi a Andrea Tumbarello en Canalcocina y me encantó la afabilidad de este hombre. Si añadimos que nació en el año 1964 y es economista (ambas circunstancias compartidas con mi marido, Luis) ponemos más puntos a su favor. Es una broma, tenía ganas de visitar la casa del llamado "rey de la trufa" y encontré una buena ocasión para conocer su cocina.
Su restaurante Don Giovanni está ubicado en el Hotel Índigo, en la C/ Silva, 6, casí en plena Gran Vía. El proyecto se puso en marcha en febrero de 2014, así que el restaurante está prácticamente nuevecito. La decoración, como podéis observar, es moderna y limpia, combinando el blanco y el negro en unas mesas con manteles de hilo finísimo, lo cual es de agradecer.
La carta es larguísima, con muchísimos platos de antipasti, pasta, pizza y postres (algunos de ellos como el coulant de chocolate o el milhojas de crema de Paco Torreblanca). Una de las cosas que nos pareció genial es poder pedir el vino por copas, así no hay que decidirse entre blancos o tintos (se pueden probar de los dos) y para dos personas es estupendo.
Desde que pedimos hasta que llegaron los platos nos pusieron una deliciosas croquetas de parmesano con avellanas y grisines caseros con mortadela siciliana genuina.
Para compartir elegimos un Huevo Miléssime, una fabulosa yema de huevo de corral con caviar de trufa, láminas de trufa y crema de boletus y trufa. La delicia costaba la friolera de 22 euracos, pero el contenido en trufa era considerable y los ingredientes muy caros.
Se remueve cuidadosamente el contenido, para romper la yema y que se mezcle con el resto de ingredientes. Venía acompañado de una focaccia recién hecha riquísima (aunque nos aconsejaron tomar la primera cucharada sin pan)
Para probar diferentes platos, pedimos pasta y pizza: unos Linguine con crema de boletus y trufa (si, más, me encanta la trufa) y una Pizza Diavola con salami picante.
Y su majestad la pizza:
Para finalizar probamos el milhojas de crema pastelera de Paco Torreblanca. La masa no era exactamente hojaldre, sino una crujiente galleta.
¿Y qué tal la cuenta? Pues, gracias a la reserva con eltenedor pudimos beneficiarnos de un 40% en carta, que nos salió genial. En caso contrario resulta un poco caro, aunque hay que tener en cuenta que la trufa es muy cara.
Al finalizar la cena se puede subir a la espléndida terraza del hotel a tomar una copa. Muy chula, merece la pena la visita.
Buenas vistas de Madrid by night:
El mobiliario en un restaurante no solo ofrece funcionalidad, sino que también crea un ambiente acogedor y atractivo que influye en la satisfacción de los clientes y su disfrute.
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