En invierno es muy reconfortante comer platos o guisos de cuchara que nos permitan entrar en calor y vencer las temperaturas gélidas.
Tienen otro efecto añadido: su aroma y sabor te traslada inmediatamente a otra época. Nuestras madres o abuelas nos alimentaban de maravilla con esos caldos, guisos, potes, ollas, cocidos o potajes que combinaban las legumbres y verduras con proteínas.