Me entusiasma y conmueve que mis dos hijos hayan heredado el gusto por la comida y la cocina. Cada uno tiene sus especialidades, pero esta receta de hoy la ha realizado por completo Nacho, el mayor, para celebrar nuestro aniversario. Mejor regalo, imposible.
Es un poco elaborada porque hay que dejar que el risotto vaya haciéndose despacio, añadiendo el caldo poco a poco, haciendo que el almidón destile del grano nacarado. Sin embargo, el resultado es espectacular.