¡Mirad qué hermosura! Yo siempre me rindo ante una buena tortilla de patatas, cremosa, poco cuajada pero sin que el huevo esté crudo y, por supuesto, con cebolla.
Hay que tener un poco de paciencia con la tortilla pues es preciso que las patatas se frían en el aceite a fuego lento, casi confitadas, para que así permanezcan blanditas y no cocidas.