Es un placer comer los productos de temporada en su momento. Con las prisas y la vida complicada que llevamos, no nos queda más remedio de cocinar con antelación, congelar e ir sacando cada día.
Por eso, es maravilloso disponer de un poco de tiempo por delante (fines de semana o días de vacaciones), acudir al mercado y cocinar lo que acabas de comprar.