Mi madre siempre decía que en una casa siempre debe haber patatas y huevos pues con esos dos ingredientes puedes apañar una buena comida. Tenía toda la razón.
Yo sigo a rajatabla su consejo y me sirve para improvisar una buena comida. Como hoy. Tenía un poco de bacalao desalado en la nevera que compré para otra receta y había que darle salida.
Como la solución más sencilla la tenemos delante de nuestras narices, pensé en un plato sencillo y me salió éste.
En casa, por supuesto, les encantó. La combinación patatas-huevo es ganadora y con el punto de la cebolla y el bacalao el plato se enriquece aún más.
Para 4 personas:
- 4-8 huevos
- 4 patatas
- 1 cebolla blanca o cebolleta
- 200 g de bacalao desalado
- aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- cebollino o perejil
Se pelan, lavan y secan las patatas. Se cortan primero en rodajas de unos 5 mm y luego en bastones finos.
Se fríen en abundante aceite bien caliente hasta que estén doraditas. Se retiran con una espumadera y se dejan sobre papel de cocina para que absorban el exceso de grasa.
En otra sartén, a la vez que se fríen las patatas, se pone un poco de aceite y se corta la cebolla en plumas. Se pocha en el aceite a fuego no muy alto hasta que se ablande.
Se incorpora el bacalao desalado y se rehoga con la cebolla unos instantes.
Se fríen los huevos, uno a uno en una pizca de aceite. Se emplata poniendo unas pocas patatas, el bacalao con la cebolla y los huevos encima. Se espolvorea con cebollino o perejil picado. Se rompen los huevos y se come de inmediato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario