En casi todas las culturas existe un plato de carne molida hecha bolitas que se fríen u hornean y se acompañan con diferentes salsas o farsas. Nunca se ponen de moda porque siempre estuvieron ahí.
En España son las riquísimas y socorridas albóndigas, herencia de los árabes, las kibeh, kebabi o köfte de Oriente, Asia o África con aromáticas esencias, las de hígado de Bavaria, las suecas, las de patata o verduras e incluso las de diferentes pescados de la cocina china.
Digo socorridas porque es universal en ellas utilizar carnes o pescados menos afortunados o restos de comidas anteriores . Por eso es un alimento ancestral que pasa de generación en generación.
A cada una nos gustan las de nuestras madres o abuelas y nos transportan a ese territorio confortable de la infancia.
En un reciente viaja a Roma probé las Polpette a la Amatriciana y al regresar a casa decidí hacer unas polpette con salsa de tomate para prolongar un poco más los recuerdos y sabores italianos.
Esta es mi versión itañola de las albóndigas.
Para 4-5 personas:
- 500 g de carne picada de ternera
- 2 huevos
- 2 dientes de ajo
- 100 g de queso parmesano rallado
- 1 rebanada de pan blanco empapada en leche
- 500 mL de salsa de tomate frito
- aceite para freír
- albahaca o perejil o cebollino
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