El Níscalo, mízcalo, rebellón o robellón, es un hongo o seta comestible de color anaranjado que crece en pinares y bosques mixtos y es muy apreciado por su intenso sabor.
Este guiso es ideal para los primeros días de frío del otoño y es apto para personas vegetarianas.
Los níscalos se pueden cocinar de muchas formas, simplemente a la plancha como guarnición de carnes o como acompañamiento de huevos fritos.
Esta vez he preferido cocinar en forma de guiso estos magníficos ejemplares que me regaló mi hermana Carmen (gracias sister) y que estaban recién cogidos de los pinares de Valsaín.
Para 4 personas:
- 500 g de níscalos
- 6 patatas
- 1/2 vaso de vino blanco (opcional)
- 1 cebolleta
- 2 dientes de ajo
- 1 pimiento verde
- 1 hoja de laurel
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- aceite de oliva
- sal
- agua o caldo de verduras
Se añade aceite de oliva virgen a la olla en la que se va a preparar el guiso, se incorpora la cebolla picada, el pimiento y los dientes de ajo también picados.
Se rehoga unos minutos hasta que se ablande, mientras se van pelando y chascando (cortando con un cuchillo en trozos irregulares) las patatas.
Se añaden a la olla y se deja que se rehogen unos minutos con una cucharada de tomate frito. Se incorpora el pimentón y el vaso de vino blanco. Se deja que reduzca el vino.
Se añade el caldo de verduras, se salpimenta y se deja que cueza el guiso unos 20 minutos (yo lo hago en olla expréss).
Mientras tanto se van limpiando los níscalos, pasándolos por un paño de algodón limpio o por papel de cocina. Si empleas agua bajo el grifo para limpiarlos de la tierra y agujas de pino perderán mucho sabor.
Se cortan en trozos y se van poniendo en una sartén con aceite y ajos fritos.
Una vez cocidas y guisadas las patatas, se añaden los níscalos y se deja que se cocinen unos minutos para que se amalgamen sabores.
Se sirven bien calentito el guiso.
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