Paso cerca muchas veces y desde que lo abrieron hace unos meses tenía ganitas de visitar este establecimiento.
Pepe Solla es garantía de éxito y la apertura del hermano pequeño de Atlántico en Madrid en formato tapas o "petiscos" hace que ir a tomar unas cerves con unas tapas, raciones o bocatas sea muy apetecible.
Muy recomendable para los gallegos con morriña, pero también para los que nos encanta la cocina y los productos gallegos.
Según pides la bebida te sirven unas patatas fritas con una pizca de pimentón en una bolsa de papel. La sinfonía de sabores vendría después...
Este es el aspecto de la taberna, con madera rústica y ladrillo visto:
En la carta aparecen las tapas, platillos, mariscos, bocadillos, buns, quesos, latas de Frinsa...
Lo primero que nos pusieron de nuestra comanda fue un Aguachile de vieira, una especie de ceviche con su vieira macerada que estaba de escándalo!!
Como nosotros somos muy fan de las patatas bravas, no pudimos resistirnos a probar sus Cachelos bravos, unas patatas gallegas cortadas en cachelos con una salsa brava genuina -sin tomate, of course!!- muy riquitas.
En la foto también aparecen los mejillones al curry verde, muy ricos aunque de tamaño un poco pequeño. No sé si su calibre es el de los mejillones gordos gallegos de batea...
Éstas fotos os muestran el delicioso bocadillo de calamares fritos con mayonesa de lima que pedimos. Se pueden elegir los bocadillos desde los 10 cm de tamaño. El nuestro era de 20 cm y nos lo trajeron ya cortado en tres trozos.
Ésta fue nuestra cena. Tenían unos queso gallegos muy apetecibles, pero nosotros nos rilamos.
Aquí os presento a la cabeza de gorrino que es la mascota del restaurante...
¿Cuál es mi opinión del sitio? Me gustó el tartar de vieira, el bocata de calamares era muy correcto, con un pan tipo cristal muy crujiente, lo más flojo me parecieron los mejillones. Sabían poco a curry, sólo había en el fondo de la cazuela una salsa hecha con leche de coco y hierbas verdes, pero no muy contundente. Los cachelos ricos, sin más.
Las raciones no son grandes y los precios resultan un poco caros, a mi modo de ver. Nosotros sólo fuimos dos, pero si hubiéramos los cuatro de la familia (tengo dos hijos adolescentes de 20 y 16 años que son devoradores), nos habría salido el tapeo a precio de cena. Bueno, el caso es que el sitio merece la visita.
La dirección es
Avda. Menéndez Pelayo, 11
Madrid
Si queréis ver la carta o el sitio web, no tenéis más que pinchar aquí
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