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sábado, 25 de febrero de 2012

Torrijas Tradicionales O Las De Mi Madre


Este riquísimo dulce es típico de las celebraciones de Cuaresma y Semana Santa en España y México. En Francia se prepara de manera similar el "pain perdu" (pan perdido), pero no se fríe en aceite sino que se hace a la plancha (en países anglosajones lo llaman "french toast").

Es un alimento humilde, hecho con pan del día anterior para que empape mejor. Satura pronto al comensal manteniéndole aliviado de la necesidad de alimento debido al ayuno o a la abstinencia.

La torrija aparece ya documentada en el siglo XV. A comienzos del siglo XX era muy habitual en las tabernas de Madrid, donde se servía acompañada de chatos (vasitos de vino).


La receta que os brindo es la de mi madre Concha que, a su vez, aprendió de su madre Carmen. Es fundamental un buen tiempo de empapado y muchos huevos para cubrir la torrija antes de freírla.


Aunque os parezca que se va a descoyuntar, no desistáis: coged una espumadera, poned la torrija en los huevos batidos, cubrid con más huevo y a la sartén con el aceite bien caliente.


Esta fotografía de abajo es de una torrija de mi madre, que guardo, como su sabor a casa, de manera muy especial. Te quiero madre!



Para 10-12 torrijas:
  • una barra de pan del día anterior (venden unas barras especiales para torrijas un poco más anchas)
  • 1,5 L de leche
  • un vaso de azúcar
  • 5 huevos
  • 1 cáscara de limón
  • 1 rama de canela
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional, es el toque de Martuka, mi madre no ponía)
  • aceite de oliva abundante para freír
  • media taza de azúcar mezclado con canela en polvo

Se pone en un cazo 1 litro de leche a calentar con una rama de canela y se disuelve en él el azúcar. Mientras, se van cortando las rebanadas de pan en diagonal (para que no queden unas torrijas escuálidas).


Se coloca en una fuente alargada la leche caliente con el azúcar y se le añade más leche para que empape bien. Se disponen las rebanadas de pan y se deja que vayan empapando la leche.


Se baten los huevos y se pone a calentar el aceite. 

Con una grasera se van retirando las torrijas a otra fuente donde se deja que escurran el exceso de leche. A continuación se bañan las torrijas en el huevo batido y se fríen en el aceite caliente.

La cuarta generación friendo las torrijas

Cuando estén doradas se pasan a un papel absorbente para que pierdan el exceso de aceite. Se ponen en una fuente y se espolvorean por los dos lados con la mezcla de azúcar y canela.

Cuando era niña, mi madre me dejaba mezclar el azúcar y la canela en una taza y luego espolvorear las deliciosas torrijas...


Me gustan siempre; aunque no sea Semana Santa. Las de la foto son de mi madre, Concha, que ya las preparó para degustarlas el miércoles de Ceniza.


¡Cuánto te echo de menos y a tus torrijas, mami!

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