Esta receta me transporta inmediatamente a la infancia. Me encantan los guisotes de cuchara, que sientan el cuerpo y deleitan el gusto. Mi madre preparaba estas patatas con costillas y me gustaba terminar el guiso dejando sólo los huesos de las costillas.
El adobo antiguamente se utilizaba para conservar los alimentos, ya fueran carne o pescado. Se sumergía la preparación en una mezcla de ajo, orégano, pimentón y aceite o vinagre y se dejaba macerar.
Hoy en día no se emplea para su uso original, sino que es una deliciosa manera de aportar sabor y aroma a los alimentos.
Para cuatro-cinco personas:
- 6 patatas medianas
- 500 g de costillas adobadas
- 1 pimiento verde
- medio pimiento rojo
- 1 diente de ajo
- 1 cebolla o cebolleta
- aceite de oliva virgen
- agua o caldo de verduras
- sal
- 2 huevos duros
Se pone en la olla a presión un poco de aceite de oliva y se rehoga en él la cebolla picada, el pimiento verde en trocitos y el pimiento rojo picado. Se van pelando y cortando en trozos irregulares las patatas.
Tras unos minutos se incorporan las costillas y se deja que se rehogen un poco. Se añade una picada de ajo (y perejil) y las patatas troceadas. Se cubren con agua o caldo de verduras, se salan y se tapa la olla.
Cuando pite la olla, se deja el guiso unos 15 minutos, para que las patatas no se deshagan y se mantengan enteras.
Se sirven muy calientes y acompañadas con huevo duro y una barra de buen pan.
Es un guisito estupendo, me encantan los platos de cuchara, los de toda la vida...Sabores de siempre que nos transportan a la infancia, qué buena pinta tiene!!!
ResponderEliminarEncantada de conocerte Marta!!!
Muchas gracias, Mary!! Que tengas un Feliz 2013!
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