Rossini, el compositor, era además un excelente gastrónomo y cocinero. Acostumbraba a invitar los sábados a cenar a su casa a dieciséis personas.
Para la ocasión vestía una vestidura larga y los invitados vestían de gala. También ponía especial esmero en la puesta en escena de la mesa y en las especialidades culinarias que preparaba.
Los invitados que frecuentaban su mesa eran aristócratas (los barones Haussman y Rothschild), intelectuales (Alejandro Dumas, Gustavo Doré, Giuseppe Verdi) y cocineros (Savarin y Carème).
Una de sus más famosas recetas son los canelones que llevan su nombre. Él hacía los canelones preparando las láminas de pasta fresca y salteaba la carne con foie fresco y trufa.
Para 6 personas:
- 24 láminas de canelones
- 1/2 Kg de carne de ternera picada
- 150 g de jamón serrano picado
- una cebolleta hermosa
- vino blanco
- una lata de paté de oca
- dos tazas de salsa de tomate frito
- 3 cucharadas colmadas de harina
- aceite de oliva virgen
- mantequilla
- cerca de 1 L de leche
- sal
- queso parmesano rallado
Se dejan en remojo las láminas de pasta seca o bien se hierven en abundante agua con un poco de sal. Mientras tanto se pocha la cebolla en aceite de oliva y se añade la carne picada, el jamón picado, un buen trozo de paté y se deja freír suavemente. Se añade un poco de vino blanco a toda la mezcla.
En la fuente de horno se pone un lecho de salsa de tomate frito y sobre él se van colocando los canelones rellenos de carne.
Yo pongo un paño seco de algodón y sobre él coloco las láminas de canelones. Las seco bien, con otro paño encima y con una cucharita voy poniendo en el centro una bolita de carne y la envuelvo por los extremos, enrollando la pasta.
Preparación de la salsa bechamel:
A continuación preparo la salsa blanca o bechamel. Pongo en una sartén o cacerola la mantequilla a derretir y añado un poco de aceite de oliva para que no se queme. Cuando está fundida la mantequilla añado las 3 cucharadas de harina y remuevo vigorosamente para formar una masa con la harina tostada. (Es fundamental remover bien esta masa para que la bechamel no sepa a "harina cruda").
Se va añadiendo, poco a poco, la leche caliente, incorporándola a la masa con un poco de sal. Sin dejar de mover en cada incorporación de leche, voy terminando de hacer la salsa hasta conseguir la textura deseada: que no quede espesa, pero tampoco extremadamente líquida.
Salseo encima de los canelones envueltos, espolvoreo con queso parmesano o emmental rallado y gratino.
Mi hijo Ignacio se come, por lo menos, media docena...
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