La berenjena es originaria de la India, donde se cultiva desde hace más de 4000 años. A España llegó en la Edad Media gracias a los árabes y desde aquí se extendió al resto de Europa.
Como la berenjena contiene mucha agua y absorbe mucho aceite, se suele poner en un recipiente cortada y con un poco de sal. Así conseguimos que la sal desprenda un poco de agua y aire y además se evita el posible amargor.
La mejor época para cocinar berenjenas son los meses de mayo, junio y julio. Esta receta es la mar de vistosa y además está exquisita (para los amantes del queso, claro).
- 2 berenjenas (para 4 personas)
- 8 rodajas de queso de cabra
- 10-12 tomates enteros pelados de bote
- 6 cucharadas soperas de aceite
- 1 cucharada de azúcar
- 1 pellizco de tomillo en polvo
- 1 diente de ajo
- perejil picado
- sal
Se escurren los tomates del jugo de la lata y se ponen en una cazuela con las 6 cucharadas de aceite de oliva, el azúcar y el tomillo molido. Se deja que permanezcan confitándose a fuego lento, durante una hora (hasta que se consuma el jugo que van soltando).
Se cortan las berenjenas sin pelar en rodajas de unos 2 cm de grosor, se ponen en un recipiente y se espolvorean con sal durante la hora en la que se confitan los tomates.
En una sartén con aceite de oliva caliente se van disponiendo las berenjenas y se van haciendo, por tandas, hasta que estén blandas.
Una vez que las berenjenas están hechas, se espolvorean con perejil y el ajo picado (opcional) y un poco de sal.
Se van disponiendo los milhojas en un plato, comenzando por la berenjena, seguido de una rodaja de queso de cabra y una capa de tomates confitados; de nuevo berenjena, queso y acabando con los tomates confitados.
Se añade aceite de oliva virgen crudo por encima y se sirve (templado está mejor).
A mi querido Carlos, que le dije que le dedicaría la entrada mientras me partía el rulo de cabra. Muchos besos también a Juan Carlos y a Jose, que me miman cada vez que voy a comprar embutidos y quesos.
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